Silencio, total y completo silencio. Uno de los sellos de identidad de los eléctricos es ese, la total ausencia de ruido, que al principio pueden crearnos confusión por que no sabemos si está encendido o no. Pero una vez que nos acostumbramos, todo cobra otra dimensión.
Jaguar llegó a este mundo a baterías y lanzó en nuestro país su primer vehículo eléctrico, un crossover para cinco pasajeros que aprovecha a la perfección la maestría de la firma británica para confeccionar autos premium y el poder del dinero que no compra el éxito, pero ayuda mucho.
El Jaguar I-Pace es un vehículo que visto por fuera tiene un frontal 100% Jaguar, felino, intimidante, poderoso y muy atractivo, y no podía ser de otra forma si nació de los mismos genes que algunos de los automóviles más espectaculares del mundo, mismos en los que la marca de Coventry se basó para su resurgimiento hace poco más de una década a manos del enorme corporativo indio Tata.
Los laterales y la parte posterior tienen líneas muy suaves y poco marcadas, que responden a una carrocería pensada en tener el menor coeficiente de aerodinámica posible, para hacer más eficiente el consumo de la energía de las baterías. La parte posterior es totalmente cuadrada, con una caída muy marcada en el medallón y un pequeño alerón en ese tercer volumen que se forma con la tapa del maletero.
Como en un auto de carreras, en esta carrocería todas las formas siguen a la función, nada está de adorno, y todo luce tan bien, que enamora a primera vista. Como buen eléctrico la parrilla frontal está totalmente tapada, mientras que en su parte superior encontramos un F-Duct, un desarrollo del mundo de los autos GT de competencia, que mejorar el flujo del aire en la parte frontal, al generar un poco de carga aerodinámica en el eje delantero, al tiempo que ayuda a que el aire siga de mejor forma su camino sobre el parabrisas y el toldo.
Debajo de toda esta estructura tenemos dos motores eléctricos, uno colocado en cada eje, que en total generan 400 caballos de fuerza y 513 libras-pie de torque enviados a las cuatro ruedas. Este crossover de 2.2 toneladas, juro que se siente más ligero cuando lo estás conduciendo, tiene una aceleración de 0 a 100 km/h en 4.8 segundos, mientras que la velocidad máxima está limitada a 200 kilómetros por hora.
Jaguar afirma que podemos tener una autonomía máxima de 470 kilómetros con una sola carga de las baterías y que ellos tienen una comparación, donde el costo de energía del I-Pace es 60% menor que el de F-Pace, si se compara el costo de la gasolina contra el de la energía eléctrica.
Con todo esto en la mente salimos rumbo a Puebla, no sin antes rezarle a todos nuestros santos para que la carga de la batería nos alcanzara para poder llegar a nuestro destino, por que 470 kilómetros máximo suenan muy bien, pero las subidas de la autopista, el aire acondicionado y otros factores al rededor, siempre van mermando un poco esos números.
Los kilómetros en la Ciudad de México nos ayudaron a disfrutar del quemacocos panorámico, disponible sólo en la versión First Edition, sentir la calidad de los acabados y la maestría con la que todos los elementos del interior han sido colocados, la mezcla de colores, materiales y texturas, incluidos unos enormes asientos deportivos adelante y un toldo forrado en alcántara, que se siente tan suave como un tapete.
Si nos hartamos de escuchar el poco ruido que se llega a filtrar de las ruedas sobre el asfalto, un sistema de sonido premium Meridian Auto de 14 altavoces nos puede poner la mejor banda sonora para cada viaje, mientras que los controles del aire acondicionado nos acercan a una nave espacial, con perillas que cambian de función dependo de si primero la presionamos o la jalamos.
Al fin, tras casi una hora de tráfico, la autopista se abre ante nuestros ojos. Sólo hay que presionar levemente el acelerador para sentir el poder de las 513 libras-pie de torque disparando este vehículo como un cohete, y es que esa es una de las grandes maravillas de los autos eléctricos, el torque es entregado por completo desde cero, lo que da sensaciones adictivas y es muy útil en maniobras como rebases o recuperación del ritmo.
Si bien estamos probando las emociones al volante de este modelo, el modo de manejo se mantiene en Eco, lo que nos permite que el freno regenerativo se active con sólo soltar un poco el acelerador, ayudándonos a mantener los discos de los frenos frescos para alguna emergencia, mientras recuperamos un poco de energía hacia las baterías.
Al tener el paquete de baterías colocado en el piso del vehículo y los motores en los ejes, se consigue que el centro de gravedad del vehículo sea ideal al igual que el reparto de pesos, lo que nos pone ante un auto muy estable y dinámico, lleno de emociones y de tomar las curvas a buena velocidad mostrando sus mejores modales de Lord Británico.
Si le queremos agregar emoción, podemos optar por una suspensión adaptativa, que pude bajar 10 milímetros y se va regulando dependiendo nuestro manejo, para ser firme cuando estamos exprimiendo las capacidades dinámicas del auto o bien, suave en la ciudad y otras situaciones más normales.
Si bien nuestro pie derecho fue bastante cuidadoso y trató de no caer en la tentación de pisar el acelerador a fondo, salvo cuando fue necesario, si llevamos un paso bastante alegre de entre 150 y 160 kilómetros por hora, lo que nos dejó sorprendidos cuando descubrimos que habíamos consumido al rededor de tres cuartos de la batería al llegar a nuestro destino, tras unas pausas en la Ex-Hacienda de Chautla y en la BUAP. Energía que nos sirvió para ir a dar una vuelta por el centro y la zona de los Fuertes.
La ola de electrificación del automóvil tendrá un boom muy importante durante los próximos seis años, y si seguirá dándonos vehículos como este Jaguar I-Pace, no tendremos un problema en dejar de lado la gasolina.
La Jaguar I-Pace tiene un precio en nuestro país de 2 millones de pesos para la versión S y 2.5 millones para la versión First Edition.
Redacción CarGlobe
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