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Dodge Challenger SRT Hellcat Widebody, el rey del camino

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El Dodge Challenger es mi muscle car favorito, y no es que Mustang y Camaro sean malos autos, al contrario, están en un punto que hace 50 años era imposible pensar que alcanzarían, pero el retro muscle car de Dodge es sin duda el que mejor retrata a esos hermosos bólidos de finales de los años sesenta, y en su versión Hellcat, no tiene rival.

El gato infernal nos mostró hace un par de años las capacidades que tienen los ingenieros de FCA para llevar al máximo el rendimiento del motor V8 HEMI, una leyenda del mundo de los motores estadunidenses, que sin ser un auto, es uno de los productos estrella de Chrysler.

En su entrega original el Challenger Hellcat entregaba 707 caballos de fuerza, pero tras una pequeña actualización realizada el año pasado, nos encontramos ante una fiera de 717 caballos de fuerza y 656 libras-pie de torque extraídos de un propulsor V8 6.2 litros supercargado, que envía el poder al eje trasero mediante una caja automática de 8 velocidades.

Como dato curioso, el desplazamiento del supercargador es de 1.2 litros, es decir, es más grande que el motor que monta el FIAT Mobi.

Pero el Hellcat es una obra de arte completa, por que toda esa maldad que se guarda bajo el cofre se respalda en un diseño espectacular, largo como los muscle car clásicos, con una trompa larga, el habitáculo echado hacha atrás y una cajuela más compacta, y si a ello le agregamos el paquete wide body, que incorpora unas molduras laterales que lo hacen ver más ancho y también ruedas más grandes, la estampa es insuperable.

Visto de frente, la clásica parrilla setentera se mantiene, con los dos faros circulares a los extremos y dos entradas de aire, los cuatro con aros de LED, que le dan una mirada maligna. En la parte superior del cofre encontramos dos tomas de aire, que realmente parecen la nariz de un felino y que ayudan a que el poderoso propulsor respire de forma correcta.

Los enormes y musculosos laterales, que mantienen intacta la línea ascendente antes de las salpicaderas traseras, tan icónicas del Charger de inicios de los años setenta, nos llevan hacia la parte posterior, donde de nuevo la limpieza y simplicidad nos entrega dos luces de LED rojas y un gran alerón pegado al borde del maletero, donde también se oculta la cámara de reversa.

Encender el motor de esta fiera del asfalto hará que cualquier día, por más gris que sea, luzca como el mejor. La forma en la que ronca y transmite ese poder hacia nosotros es una de las mejores experiencias y también, una de las razones por las que los muscle cars y los V8 americanos, tienen una base de aficionados tan grande.

Y hasta aquí, no nos ha entregado menos de lo que esperábamos de un auto como este. Pero las sorpresas estaban por llegar.

Todos sabemos que históricamente estos grandes deportivos son increíbles en las rectas, acelerando y bufando, pero las curvas y la frenada nunca han sido su fuerte, sin embargo, se nota que los ingenieros de FCA pasaron horas y horas en la puesta a punto de este modelo, no sólo reforzando el bastidor y la carrocería para reducir la torsión, si no también en la suspensión, que tiene que mantener a esta fiera de 2.4 toneladas bien pegada al piso y ayudarla a comportarse a la altura de los mejores deportivos.

Por que, una cosa es tener 717 caballos de fuerza y otra muy diferente, poder ponerlos en el asfalto y además, disfrutarlos como se debe.

El andar en la ciudad es un poco duro como se espera de cualquier deportivo de esta estirpe, y es un imán de miradas, ya sea por su diseño o por que el ronroneo del motor, hace que todos miren hacia donde estás.

Dejando la ciudad las cosas cambian, el motor empuja con todo su poder y todo ese trabajo de chasis y suspensión del que les hablé, sale a relucir con un auto muy estable y totalmente predecible, que, a diferencia de otros modelos, sabe tomar las curvas de muy buena forma y se apoya en un sistema de frenos de alto desempeño Brembo con discos ventilados y perforados en las cuatro ruedas, que se ocultan detrás de unos rines de aluminio forjado de 20 pulgadas.

Del lado del equipamiento, encontramos asientos forrados en piel con ajuste eléctrico, misma tecnología que nos ayuda a acomodar el volante, también forrado en piel, con paletas de cambio, así como el sistema multimedia Uconnect con pantalla táctil de 8.4 pulgadas, que incluye las Performance Apps, un software que nos ayudará a disfrutar más del lado superdeportivo de este vehículo con indicadores de entregas de potencia y torque, medidores de fuerzas G, cronómetro y otros elementos ideales para un día disfrutando de este vehículo en una pista de carreras.

Además de los frenos Brembo, por cierto con seis pistones en las pinzas delanteras y cuatro atrás, para garantizar el mejor desempeño, tenemos seis bolsas de aire, sistema de asistencia de frenado de emergencia, sistema de prevención de Colisión Frontal Plus con frenado total, controles de tracción y estabilidad, radar de punto ciego, freno de arranque en pendiente y freno de tráfico cruzado trasero, que detecta la posibilidad de un impacto cuando vamos saliendo de reversa de un cajón de estacionamiento o nuestro garage.

Además tienen un sistema de bloqueo del eje delantero que nos permite quemar llanta con las ruedas delanteras para hacer los famosos arrancones y dejar todo oliendo a caucho quemado.

El Dodge Challenger Hellcat tiene un precio de un 1,324,900 pesos.

AUTOR

Redacción CarGlobe

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