Después de un puñado de años intentando salir del fondo de las parrillas de la F1, el empresario Tony Fernandes por fin tira la toalla y decide poner en venta el equipo de F1 Caterham junto con todo lo relacionado con la marca. Y es que el proyecto que adquirió en el 2011 con la esperanza de crear un imperio dentro y fuera de la máxima categoría parece no estar rindiendo los frutos que el esperaba. Primero porque su verdadero sueño de poder comprar Lotus se vino abajo después de que Proton decidiera invertir los millones necesarios para quedarse con el nombre y obligó de inmediato a Fernandes a cambiar el nombre de su equipo de F1 que en un inicio llevaba el nombre de Lotus por el de Caterham. Por si fuera poco, las negociaciones con Renault para la fabricación del conocido Aeroseven, una especie de Caterham Seven que para ser sinceros prometía mucho; sin embargo la armadora francesa terminó por desaparecer de los planes de Fernadnes después de no ver seriedad en el acuerdo. Dentro del ámbito deportivo ni el equipo de F1 ni el de GP2 lograron alzar el vuelo como el mismo lo pensó en un principio, situación que se acrecentó este fin de semana cuando el equipo Marussia logró sumar sus primeros puntos en el campeonato al término del Gran Premio de Mónaco. Ante tal situación, Fernandes ha puesto un ultimátum al equipo y a todos sus empleados afirmando que si para el final de la temporada Caterhman no logra levanta el vuelo será vendida al mejor postor. La venta incluye no nada más los equipos de carreras, sino también la división de coches de producción y la división encargad de la fabricación de componentes. Para el propio Fernandes sus activos cuestan alrededor de 589 millones de dólares, cifra que en teoría suena bastante interesante. Sin embargo habrá que ver si la compañía está libre de deudas antes de tomar la decisión de comprar un buque a medio hundir.
Redacción CarGlobe
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