Cuando pensamos en súper lujo, de inmediato Rolls-Royce y Bentley vienen a nuestra mente, pero cuando pensamos en un deportivo de súper lujo, no hay más que el Continental GT, quizá uno de los más grandes aciertos en la casi centenaria historia de Bentley.
Así que tras 14 años en el mercado, el coupé británico ha dado un salto mayúsculo para convertirse en un verdadero objeto de deseo y una obra de arte sobre ruedas, que parece más hecho en una de las finas casas de alta moda de París, que en una planta de producción automotriz.
Bentley afirma que esta es la tercera generación (¿nos perdimos de la segunda?) y que ha puesto lo mejor de la ingeniería del Grupo Volkswagen a su servicio para crear un vehículo “concebido, diseñado y fabricado en Gran Bretaña” que “combina a la perfección materiales naturales de elaboración artesanal con una tecnología vanguardista”.
Estéticamente toma muchos de los elementos del EXP 10 Speed 6, que la firma lució en el Salón de Ginebra en 2015, con un enorme frontal, que lleva el faro secundario hacia el exterior, muy cerca de las salpicaderas, mientras que la parrilla de reja domina todo el cuadro con la B alada en la parte superior.
De lado podemos observar un auto más musculoso, con la salpicadera trasera más marcada (se nota que fue bastante al gimnasio) y una línea del toldo que cae suavemente hacia la parte trasera del auto.
En la parte posterior podemos observar nuevamente la influencia del EXP 10 Speed 6, con unas calaveras ovaladas, que ayudan a darle una vista más delgada a todo el conjunto trasero. Las salidas del escape replican la forma de las calaveras.
El propulsor es un imponente W12, sí un motor de 12 cilindros, turbocargado que genera 635 caballos de fuerza y 663 libras-pie de torque, acoplado a una nueva transmisión automática de 8 velocidades.
Este motor cuenta con un sistema de desconexión de cilindros, que le permite en ciertas condiciones moverse “sólo” con 6 cilindros, para ayudar al ahorro de combustible, y ensamblarlo completamente toma 6 horas de trabajo a mano para colocar los 294 componentes.
Este coupé es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3.7 segundos y el velocímetro no se detiene hasta llegar a los 333 kilómetros por hora.
Pero lo más espectacular, al menos visualmente, viene en el interior y es que este auto no debería ser vendido en una distribuidora automotriz, debería estar exhibido dentro de un almacén de lujo, junto a MontBlanc, Chanel o Carolina Herrera, pues su nivel de sofisticación y atención al detalle lo hacen más que un deportivo.
El habitáculo mantiene la configuración 2+2, es decir cuatro plazas (las dos traseras un poco reducidas), con tapicería de cuero bitono para los asientos, tapas de las portezuelas y partes del tablero, insertos de madera y detalles de aluminio y plástico negro brillos tipo piano. Todo ensamblado con la maestría de un artesano.
Como dato: Los insertos de madera son sacados de una pieza de 10 metros, que es trabajada durante al rededor de 9 horas. Tras ello, la tolerancia de diferencia de la unión de la pieza es de 0.1 milímetros. Para la pantalla multimedia, se necesitan cerca de dos horas de trabajo para colocar la madera en la parte posterior.
El tablero es digital, si ya hasta VW lo tiene en sus autos, y llama la atención una enorme pantalla de 12.3 pulgadas para el sistema de infoentretenimiento, misma que se puede ocultar girando 180 grados para dejar un panel de madera completo, que se puede adornar con tres diales que contienen un termómetro, una brújula y un cronógrafo.
Leer la lista de detalles como los 2.8 kilómetros de hilo que se emplean en cada asiento, la firma del artesano que los cosió en la parte posterior o la posibilidad de poner un acabado tipo diamante a las salidas del aire acondicionado, sólo nos hacen soñar con el día que podamos poner nuestras manos sobre él y experimentar la magia de conducir al deportivo más lujoso del planeta.
Redacción CarGlobe
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